Cuando una persona se comporta como un niño en una relación, puede ser porque del otro lado hay alguien que actúa como padre. Y esto sucede no solo en las relaciones personales, sino también en las relaciones laborales.
Líderes que, tal vez sin darse cuenta, han asumido un rol de padres de sus colaboradores, creando equipos de personas que se comportan como niños, no asumen responsabilidades, ocultan los errores, se culpan unos con otros, no quieren hacer lo que se les pide, etc. etc.
Eric Berne, el padre del Análisis Transaccional (análisis de lo que la gente hace y dice entre sí), realizó un estudio muy exhaustivo de la forma como nos relacionamos los seres humanos y encontró que todos tenemos en nuestro interior 3 personajes (o estados del yo): PADRE, NIÑO y ADULTO.
Y que en nuestras interacciones con los demás, conectamos con el PADRE, EL NIÑO o el ADULTO de la otra persona, dependiendo de donde nos paremos para comenzar una interacción.
Como lo expresan Muriel James y Dorothy Jongeward en “Nacidos para triunfar” (1976) y para resumirlo brevemente, cada estado del yo se compone de la siguiente manera:
PADRE: contiene las actitudes y el comportamiento incorporados desde el exterior, en especial de los padres o las figuras que hayan hecho las veces de padre. Exteriormente se expresa a menudo con un comportamiento perjudicial, crítico y reglado. Interiormente es experimentado como los antiguos mensajes paternales que continúan fluyendo hacia el niño interior.
ADULTO: no guarda relación con la edad de la persona. Está orientado hacia la realidad presente y la recolección objetiva de información. Es organizado, adaptable e inteligente y funciona poniendo a prueba la realidad, estimando probabilidades y calculando desapasionadamente.
NIÑO: contiene los impulsos naturales de un infante, contiene las grabaciones de las primeras experiencias, de cómo respondió a ellas y de las posturas que asumió consigo mismo y con los demás.
Por lo tanto, cuando una persona actúa, siente o piensa como observó que lo hacían los padres, está en el estado PADRE del yo, si analiza la realidad presente, recolecta datos y calcula objetivamente, está en el estado ADULTO del yo y cuando siente y actúa como lo hizo cuando niño, está en el estado NIÑO del yo.
Veamos un par de ejemplos:
Ante el ofrecimiento de un trozo de torta de chocolate estando a dieta:
Padre: Cómetelo querida, te dará energía.
Adulto: Son 500 calorías, por lo menos. No me lo como.
Niño: Está rica. Podría comérmela entera.
Ante la llegada tarde de una joven secretaria:
Padre: Pobre chica, tiene aspecto de haber pasado la noche en vela.
Adulto: Si no recupera el tiempo perdido, me traerá problemas con las otras secretarias.
Niño: ¡Ojalá pudiera tomarme una noche libre para divertirme!
Algunas personas responden más desde uno de los estados del yo que desde los otros dos. Si alguien responde más a menudo desde el PADRE, su opinión sobre el mundo se parecerá a la que tenían sus padres y por lo tanto su capacidad de sentir el mundo por sí mismo se verá disminuida o deformada.
Si bien las transacciones pueden ser infinitas, la que ocurre a menudo con algunos líderes es la relación PADRE-NIÑO. Un jefe que opera desde el estado PADRE del yo la mayor parte del tiempo, puede actuar de dos maneras: como PERJUDICIAL o CRÍTICO o como NUTRICIO dependiendo de cómo hayan actuado las figuras paternas de su infancia.
Si predomina un PADRE CRÍTICO, podría estar usando con su equipo frases con exceso de “tienes que” o “debieras”, o buscarles sus defectos o hacerles persecución si no cumplen con sus tareas. En general el padre crítico está lleno de opiniones y reglas sobre religión, política, tradiciones, estilo de vida, forma de criar a los niños, roles según el sexo, etc.
Si predomina un PADRE NUTRICIO, es probable que actúe revoloteando demasiado sobre las personas cuando estas no lo necesitan o no lo requieren o cuidándolas en exceso, resolviéndoles o justificando sus actos.
Actuar desde el estado PADRE del yo puede activar en el otro su propio estado PADRE, un estado ADULTO o el estado NIÑO del yo de la otra persona.
Cuando una persona actúa desde el PADRE CRÍTICO puede parecer un “sabelotodo mandón” que intimida al NIÑO de los otros provocándoles irritación y alienación.
Si tus colaboradores temen decirte que se han equivocado, ponen excusas, no se responsabilizan de lo que hacen, no dicen la verdad o hacen trampa, puede ser que estén actuando desde su estado NIÑO del yo.
Según Berne, todo lo que ocurre entre personas implica una transacción entre sus estados del yo. Cuando una persona envía un mensaje a otra, espera una respuesta.
Las transacciones pueden ser:
1) Complementarias: Berne califica de complementarias las relaciones que son “apropiadas”, es decir que son las que cabe esperar y siguen el orden natural de las relaciones humanas saludables. Puede ser entre PADRE-PADRE, ADULTO-ADULTO, NIÑO-NIÑO o PADRE-NIÑO.
Ejemplo de transacción complementaria PADRE-PADRE:
Persona 1. Estos niños echan de menos a su madre.
Persona 2. Sí, vamos a llevarlos al circo para que se diviertan un poco.
El esquema de esta transacción es el siguiente:
2) Cruzadas: Ocurre cuando la respuesta al estímulo es inesperada, se activa un estado del yo que es inapropiado y las personas optan por retirarse, alejarse o cambiar la conversación.
Ejemplo de transacción cruzada ADULTO - PADRE:
1. Encargado: Señorita Fernández, ¿ha visto el contrato de los Ramírez?
2. Secretaria: Si usted hiciera funcionar esta oficina como debiera, no tendría que preguntarme donde está ese contrato.
Si fuera una transacción complementaria, la respuesta esperada en este caso sería: Si, lo he visto, está en el tercer cajón de su escritorio.
El esquema de esta transacción es el siguiente:
3) Ulteriores: son más complejas, difieren de las anteriores en que siempre comprenden más de dos estados del yo. Suceden cuando alguien envía un mensaje disimulado bajo una transacción socialmente aceptable.
Por ejemplo: ¿Te gustaría venir a ver una película a casa? En apariencia es una transacción ADULTO-ADULTO, pero el NIÑO envía un mensaje diferente a través de la insinuación.
El esquema de esta transacción es el siguiente:
Actuar desde el estado PADRE del yo de manera recurrente en una relación laboral, puede dificultar el proceso de crecimiento de las demás personas e influir negativamente en el desarrollo de sus habilidades para hacerse cargo de los errores, asumir responsabilidades y crecer en el mundo laboral como adultos.
Si eres un líder y estás experimentando problemas con tu equipo te invito a que conozcas tus estados del yo con mayor profundidad y descubras en cual de ellos habitas más a menudo. Para eso te invito hacer el siguiente ejercicio (tomado de "Nacidos para triunfar" James/Jongeward,1976):
EJERCICIO:
Busca un lugar donde nadie te pueda molestar. Pasa allí el tiempo suficiente como para imaginarte detalladamente cada una de las situaciones y considerar las preguntas que siguen:
Tu PADRE:
Piensa en algo que haces ahora copiado de una figura paterna que tal vez repitas con tus hijos, amigos o personas con las que trabajas. Piensa en algún mensaje paternal que aún escuchas íntimamente y al cual respondes con sumisión, rebeldía o confusión.
Tu ADULTO:
Piensa en una situación reciente en la que crees haber acumulado datos suficientes y, basado en ellos, adoptaste una decisión razonable.
Piensa en otra situación reciente en la cual te sentiste hostil y agresivo o malhumorado, pero pudiste, a pesar de tus sentimientos, actuar de forma razonable y apropiada.
Tu NIÑO:
Piensa en una forma de manipulación que empleabas con éxito cuando eras niño y que continúas empleando en la actualidad.
Piensa en algo que hacías cuando niño para divertirte y que todavía haces ahora.
¿Cuál de todos predomina mayormente en tus interacciones con los demás?
¿Qué pensamientos y sentimientos predominan en cada uno de los estados del yo?
Recuerda la última transacción en la que hayas participado hoy: ¿Desde que estado del yo crees que actuaste?
Este ejercicio te puede ayudar a identificar desde que lugar interactúas con tu equipo y podrás darte cuenta si este puede ser un factor que esté afectando la dinámica laboral y los resultados que estás obteniendo.
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